jueves, enero 27

Como mi deseo de vivir una vida parisina levantó tanto alharaca, voy a contarles a qué me refería.

Una de mis mejores
amigas vive en Paris hace 3 años. Se casó hace poco y tiene un bebé de unos meses y su vida no tiene precisamente el tenor parisino que yo sugería en el post, sino que es igual de rutinaria y problemática que la de cualquiera de nosotros. Y como ella, también sus amigos inmigrantes y nacionales, que viven en pisos de 10m2 sin ver la luz del sol, pagando impuesto hasta por aparato de TV y deseando tanto como yo vivir otras vidas.

Paris es la energía con la que volví de mis 2 viajes a esa ciudad.
... esa sensación de irradiar luz y estar dentro de una película de Barton o de Jean-Pierre Jeunet.

Paris es un estado mental (
Hans dixit) en el que me siento Amélie y Audrey Hepburn (2 en 1) aunque viva en Zaragoza, la Patagonia o en un frasco de mermelada.

Comprenez-vous?


Marian: Acepto la propuesta. Si algún día me paso por ahí nos enfundamos en unos tacones aguja y salimos a buscar hombres de vidas libertinas.


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